¿Por qué subimos de peso al comenzar en el gimnasio?

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Llevo un mes en el gimnasio: yo me veo más delgada, ¡pero la báscula marca más peso! ¿Qué es lo que me pasa?

Esta es una de las frases más recurrentes que se escuchan en foros y gimnasios al comenzar a entrenar. A la vista parece que estamos más delgados, pero luego nos subimos a la báscula y... horreur! Hemos subido de peso. Antes de nada, no te alarmes, porque esto es perfectamente normal. Vamos a analizar por qué sucede y cuál es la solución.


Lo primero que tenemos que tener en cuenta es cuál es nuestro objetivo a la hora de ir al gimnasio. El propósito estrella casi siempre suele ser el de bajar de peso, pero ¿queremos realmente ver descender los números de la báscula o nos interesa más vernos mejor y perder volumen? Si vamos al gimnasio con fines estéticos seguramente tu respuesta será "bajar volumen y verme más tonificado", y esto, como dijimos hace unos días, poco tiene que ver con la báscula.


El objetivo: perder masa grasa

Aunque ganar masa muscular y perder grasa a la vez es misión imposible, sí que hay un momento en el que es probable que esto suceda, y este es cuando comenzamos a entrenar en el gimnasio si nunca antes lo hemos hecho. Un paréntesis de tiempo que, aunque es corto, nos permite mejorar nuestra composición corporal bajando grasa y creando músculo.


Debemos tener en cuenta que el músculo es más denso que la grasa: esto quiere decir que al mismo peso, el músculo ocupa menos espacio. Si has comenzado a entrenar hace poco, te subes a la báscula y ves que tu peso total ha aumentado, puede ser porque hayas ganado masa muscular.

¿Qué hacemos al respecto?

Existen varias opciones para darnos cuenta de si realmente estamos perdiendo grasa y volumen aunque nuestro peso haya aumentado. Una de ellas es pesarnos en una báscula de bioimpedancia: este tipo de básculas, además de decirnos nuestro peso total, también nos arrojan otro tipo de datos como nuestro porcentaje de masa grasa, el de masa muscular, el de agua o el índice de grasa visceral. Conociendo estos parámetros es más fácil que controlemos qué es lo que perdemos y qué es lo que ganamos con nuestro entrenamiento.

Otro método más casero, pero que también funciona es olvidarte por unos días de la báscula y centrarte en tus medidas corporales. Como hemos dicho, el músculo ocupa menos que la grasa: si has perdido masa grasa, tus medidas disminuirán. Puedes medir tu contorno de brazos (en la zona del bíceps), tu contorno de piernas (en la zona del cuádriceps), tu cintura en su parte más estrecha y tu cadera. Con medir una vez a la semana para ir anotando los cambios es suficiente.


No te obsesiones con el peso: al fin y al cabo es solo un número y, si entrenas, no es indicativo de una buena salud ni de una buena composición corporal. Céntrate en otros factores que pueden ofrecerte datos más acertados y aprovecha esas primeras semanas de entrenamiento para sentar las bases de tus futuros éxitos.
Imagen | Pixabay

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