¿A dieta y no bajas de peso? ¡Ojo a estos errores!

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Después de la Semana Santa llegó el momento de comenzar la "operación bikini", aunque nosotros somos partidarios de cuidarnos durante todo el año. El primer paso, además de moverte un poco más a través del entrenamiento, es comenzar a cuidar lo que comemos: cantidad y calidad de la comida son igual de importantes.


Es posible que lleves a dieta un tiempo y, sin embargo, no veas cambios significativos en la báscula (que no siempre nos dice la verdad: ya hablamos de ello en este post en el que analizábamos si la báscula es amiga o enemiga) o en el espejo. Atento, porque puede que estés cometiendo alguno de estos errores que no te dejan bar de peso. ¿Los analizamos y vemos si has caído en alguno de ellos?

  1. Comes sano pero no controlas las cantidades: la calidad de la comida es tan importante como su calidad. Es cierto que es mucho más difícil pasarnos de calorías cuando la comida que tomamos es sana, sobre todo si nuestra dieta está basada en frutas y verduras, que realizan un aporte calórico muy bajo. Sin embargo, si comemos alimentos sanos sin control podemos terminar por llevar una dieta con un número de calorías excesivas. Controla calidad y cantidad de los alimentos.

  2. Consumes muchos alimentos "light" o "0%" pensando que son sanos: que un alimento sea light solo significa que contiene por lo menos un 30% de calorías menos que el producto original, pero esto no quiere decir que su aporte de calorías sea bajo per sé. Los alimentos 0% grasa suelen contener una gran cantidad de azúcar para mejorar su palatabilidad (puedes leer este post al respecto sobre las mentiras publicitarias de los postres 0% y "aptos para dieta"), lo cual se traduce en un aporte nutricional malo y alto en calorías y azúcar.

  3. Los productos que consumes llevan etiqueta: la mayor parte de tu dieta debería basarse en alimentos frescos, de los que no llevan etiqueta nutricional (sin procesar). Las frutas y verduras frescas, las legumbres, los tubérculos, la carne y pescado (mejor si es fresco y comprado en el mercado) tienen que tener un lugar de honor en tu alimentación. Cuanto menos preocesado, mejor.

  4. No lees las etiquetas nutricionales: una parte de tu alimentación seguramente serán productos procesados. Estos, por ley, tienen que llevar una etiqueta nutricional que nos informe de sus macronutrientes y sus ingredientes. Es necesario que sepamos cómo leer e interpretar estas etiquetas para saber lo que estamos comiendo. De gran importancia sería comprobar la cantidad de grasas saturadas y azúcares que contiene (ambas cantidades deben aparecer tanto en porcentaje como en cantidad por 100 gramos de producto). La lista de ingredientes nos dice, siempre por orden de cantidad, los ingredientes que contiene ese producto: si el primer ingrediente de tu pechuga de pollo en lonchas te dice que es "pollo (50%)" deberías interpretar que el 50% restante NO es pollo, sino seguramente harinas y azúcares.

  5. No das importancia a las calorías líquidas: o al aporte calórico que realizas a través de las bebidas. Recuerda que lo único que nos aporta cero calorías es el agua, que debería ser tu fuente principal de hidratación. Las sodas contienen una alta cantidad de azúcares, y las bebidas alcohólicas contienen una gran cantidad de calorías vacías (sin aporte de nutrientes). 
Repasa tu alimentación y vigila que no cometes ninguno de estos errores: evalúate porque quizás no te has dado cuenta de dónde está el problema.

Imagen | Pixabay

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